Gracias al uso de pigmentos inorgánicos, los colores de los monocapas son estables a la luz y los fabricantes de morteros monocapas disponen de cartas de colores realmente extensas. Los colores son combinables y en una misma fachada se pueden colocar varios. Los sacos del material que suministra el fabricante ya vienen dosificados para obtener el color elegido a través de las cartas de colores. No deben mezclarse productos de distintos colores para obtener colores híbridos.
Es recomendable utilizar colores de tonalidades claras. Con tonalidades más oscuras debemos tener en cuenta la posibilidad de decoloración y la aparición de manchas debido en parte, a su mayor absorción de calor.
La radiación solar produce una decoloración que es más apreciable en las tonalidades oscuras que en las claras. Además, si tenemos en cuenta que en un mismo edificio hay fachadas que, por su orientación geográfica, se encuentran más soleadas que otras, nos encontraremos en situaciones en que la decoloración no es igual en todos los casos. En edificios entre medianeras, esta situación puede no ser muy importante, pero en edificios en esquina o aislados, el efecto será evidente. La misma situación puede darse en edificios entre medianeras en una calle relativamente estrecha en la que el sol alcanza únicamente las plantas superiores. En esas plantas la decoloración será más intensa que en el resto de la fachada que permanece normalmente en sombra.
El color del revestimiento influye en el grado de absorción del calor. Cuanto más oscuro es el color, más energía absorbe. En periodos de larga insolación, la temperatura superficial de la fachada puede presentar diferencias importantes según la tonalidad elegida. El aumento de la temperatura superficial introduce tensiones de origen térmico que pueden llegar a producir fisuraciones del material, en especial si ha sido aplicado sobre soportes con mayor capacidad aislante que el resto, ya que favorecen la acumulación de calor en el monocapa.
Por la propia naturaleza de los morteros y por el posible regado durante el fraguado, pueden aparecer en la superficie carbonataciones o eflorescencias, que son tanto más evidentes cuanto más oscura es la tonalidad del color.
A la vista de lo planteado, parece más razonable el criterio general de utilizar las tonalidades claras de la extensa gama de colores que ofrecen los fabricantes.