Una vez extendido el monocapa empieza su proceso de fraguado y endurecimiento, que se debe controlar bien en las primeras 24 horas.
En climas muy secos, en presencia de viento o temperaturas elevadas, se procederá a humedecer o regar la superficie con agua potable, limpia y clara, para evitar una desecación excesiva de la masa de mortero. Se puede regar con manguera, a presión de red, utilizando una boquilla difusora que permita regar uniformemente la fachada, sin provocar grandes escorrentías de agua superficial. Es preferible regar fachadas en sombra, en las que la temperatura superficial no sea la más elevada de la jornada para evitar contrastes importantes de temperatura.
Los junquillos se retirarán cuando el mortero empiece a endurecer y tenga la consistencia suficiente para que no se deforme la línea de junta. No se debe esperar a que el mortero endurezca excesivamente ya que los junquillos pueden quedar adheridos al soporte y al arrancarlos se estropean las aristas de la junta. En general se pueden retirar al día siguiente de la aplicación del mortero.