Pero tan importante como la caracterización de los materiales pétreos y la selección del sistema y los adhesivos de colocación es la preparación de los soportes y la superficie de colocación, pues podemos encontrarnos en las siguientes situaciones:
• Remontes de humedad desde el terreno o desde soleras o capas intermedias inmaduras que, por capilaridad, se almacenan en estratos intermedios o superiores, generando manchas grises, sobre todo en aplacados que han recibido tratamientos químicos de protección y abrillantado, creando una membrana impermeable.
• Transporte con el agua de sulfatos de calcio o magnesio que provocan eflorescencias (manchas blanquecinas).
• Acción de disolución y transporte de compuestos de hierro en el agua alcalina procedente de los morteros de cemento y que generan manchas rojizas en la superficie del recubrimiento pétreo.
La solución a estos problemas pasa por aislar la solera o soporte del paso del agua o la humedad:
• Interponiendo una barrera de vapor (lámina de polietileno) en soleras.
• Ejecutando una impermeabilización (mediante láminas o extensible si no existen fisuraciones) sobre cerramientos, muros y particiones. Recordemos que en revestimientos exteriores el vapor nos puede venir desde el interior, en periodos de baja temperatura.
• Ejecutar los recrecidos (capas de regularización, nivelación o enfoscados maestreados) con morteros de secado y fraguado rápidos, así como retracción reducida (CT-C30-F6 o CT-C40-F7 según EN 13813).
• En caso de necesidad, efectuar nivelaciones con materiales autonivelantes de secado ultrarrápido o maestreados de comportamiento tixotrópico, también de secado ultrarrápido.